No voy a negar que estoy muy contento (y sobre todo gratamente sorprendido) de ser FINISHER en el ULTRAMAN. Pero mi mayor satisfacción estos días ha sido el tiempo que he podido pasar con mi hija JUDITH. Si en estos eventos haces muchos y muy buenos amigos y fortaleces las amistades ya establecidas por todos los acontecimientos vividos, ha sido un tiempo muy especial el que he vivido con Judith, donde ha podido ver muy de cerca el dolor y sufrimiento de su padre, darle ánimos, cuidarlo ... y yo me he dejado mimar jeje. Ha trabajado incansablemente, cuidando los detalles, pensando como hacer para que estuviese más cómodo, etc ... Fruto de eso, cuando llegamos a casa durmió 24 horas seguidas jaja ... y de verdad que se había ganado ese descanso. ¡¡TE QUIERO JUDITH!!.
No menor ha sido la implicación de la capitana del equipo, nuestra amiga Sandra que en cuanto le propusimos que formase parte del grupo ATLETAS DE CRISTO no dudó en añadirse a la expedición. No sé la cantidad de kilómetros que hizo para arriba y para abajo, con botellas y comida en las manos, mojándose contínuamente sin importarle el frío, la lluvia, sin acordarse de comer durante infinidad de horas. Me acompañó los últimos 3 kilómetros y estaba ya tan agotada que tuve que esperarle para entrar los 3 a meta jaja. Y todo eso en el día de su cumpleaños. Nos hemos clasificado para el ULTRAMAN de HAWAII. Si algún día voy, por supuesto cuento con ella, ya que suya ha sido gran parte de culpa de que llegase a la meta y sea Ultraman ¡¡DIOS TE BENDIGA SANDRA!!
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