Extraido de www.conciencia.net por Carlos Rey. Luis Pasteur, el gran sabio y científico francés, hizo grandes descubrimientos en su laboratorio. Uno de ellos fue el sistema de calentar la leche hasta cierto grado a fin de matar la bacteria sin quitar de la leche sus propiedades. Hasta el día de hoy, a ese proceso se le conoce como la «pasteurización», en honor al famoso químico y biólogo francés.
Otro de sus descubrimientos fue la vacuna contra la rabia, que ha tenido también un valor incalculable para la humanidad. Y sin embargo esto es lo que dijo el doctor Pasteur al respecto: «He descubierto muchas cosas maravillosas en mi vida. Pero puedo afirmar que hay dos descubrimientos que para mí han sido los más importantes. El primero fue cuando descubrí que yo era pecador, perdido delante de un Dios santo y justo. Y el segundo fue cuando descubrí que había salvación para mí, provista por Dios mismo, en la persona de su Hijo, el Señor Jesucristo. Cuanto más estudio la naturaleza, más admiro las maravillosas obras del Creador. Y no entiendo por qué los filósofos quieren destruir la religión y negar la existencia de Dios.»
Lo cierto es que muchos de los que apelan a las credenciales y a los diplomas de ciertos eruditos para respaldar su creencia de que Dios no es más que un mito, lastimosamente no admiten que científicos de la talla de Pasteur, Newton y Einstein no sólo han creído en la existencia de Dios, sino que han dado testimonio de su fe. Pasteur no sólo manifestó su asombro ante quienes dicen que Dios no existe, sino que dio testimonio de que para él los descubrimientos espirituales que hizo tienen mucha más importancia que sus descubrimientos científicos. Y los descubrimientos espirituales los redujo a dos: el primero, que él era pecador; y el segundo, que Jesucristo era su Salvador.
En realidad, con esos dos descubrimientos Pasteur dio a conocer la esencia misma de la verdadera religión. Jamás ha habido, y jamás habrá, una edición de UN MENSAJE A LA CONCIENCIA en la que demos a entender que tal o cual iglesia representa la esperanza del mundo. En cambio, lo que sí hemos proclamado siempre, y seguiremos proclamando a los cuatro vientos, es que la esperanza del mundo es Jesucristo. Él es la esencia personificada de la religión verdadera.
Más vale que, al igual que Luis Pasteur, asumamos la actitud del apóstol Pablo, quien a su vez declaró: «Este mensaje es digno de crédito y merece ser aceptado por todos: que Cristo Jesús vino al mundo a salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. Pero precisamente por eso Dios fue misericordioso conmigo, a fin de que en mí, el peor de los pecadores, pudiera Cristo Jesús mostrar su infinita bondad. Así vengo a ser ejemplo para los que, creyendo en él, recibirán la vida eterna. Por tanto, al Rey eterno, inmortal, invisible, al único Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.» 1Ti 1:15‑17
1 comentario:
esto es cierto...ojala todos fueramos como el y tuviéramos presente a nuestro Creador en todo lo que agamos...y como dijo Pasteur: "Cuanto mas estudio la naturaleza mas admiro las maravillas que ha creado Dios"...xq no c detienen un instante a ver a detalle la naturaleza, no se han preguntado por el agua es tan suave pero fuerte al vez? xq el viento se siente pero no se ve? No obstante esto es hermoso sentir el viento en tu cara el agua tan suave y fresca...Dios existe; sino...no estaríamos aquí.
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