Los números hablan por sí solos: 19 Km de natación, 900 Km de bicicleta y 210 Km de maratón y todo en 59 horas y 50 minutos, ésta es la hazaña conseguida por el catalán, que suma a su palmarés uno de los broches más preciados entre las pruebas de gran resistencia.
Esta última etapa ha sido particularmente complicada, pues los cinco atletas participantes acusaban ya un gran desgaste físico. “He dormido 3 horas esta noche. Después de cada prueba hay que desmontar la bici, llegar al hotel, hacer la maleta y al día siguiente no es levantarte y salir a nadar, sino que hay que ir hasta el aeropuerto, desplazarte hasta la línea de salida en autobús… Me he levantado a las 5.45h esta mañana y he desayunado en el aeropuerto solamente dos cruasanes, increíble si piensas en lo que me quedaba por delante”.
La maratón ha vuelto a resultar dura desde el punto de vista psicológico debido a que se ha desarrollado de nuevo en una autopista y con luz artificial por ser de noche. “Tengo las uñas destrozadas, pero como ha dicho el médico que nos ha acompañado estos días, qué te puedes esperar cuando impactas el asfalto 150.000 veces al día”.
Los participantes han encontrado la dificultad máxima a lo largo de estos cinco días en el viento que les venía en contra: “Es mucho peor que la lluvia porque tienes que hacer el doble de esfuerzo para avanzar”, comentaba el catalán.
Como dato impresionante, Josef ha consumido en esta cuarta etapa 8.300 calorías, 42.000 en total a lo largo de los cinco días. “Para mí ha sido como para un alpinista alcanzar la cima del Everest. Hacer 5 ironman en 5 días es la demostración de que si alguien tiene una motivación sólida es capaz de conseguir cualquier cosa. Hace poco un amigo me recordaba que hace siete años dije que mi sueño era completar un ironman, y ahora acabo de hacer esto. Estoy emocionadísimo”. Sin duda, ahora menos que nunca Josef tiene respuesta a la pregunta de dónde está el límite.
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