Me gusta mucho el encuentro del ciego Bartimeo con Jesús. Mendigaba al borde del camino por donde Jesús avanzaba con una multitud. Al escuchar que Jesús pasaba, Bartimeo gritó: "Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí". Muchos querían que callase, pero él clamaba aún más. Por supuesto Jesús lo oyó, se paró y le dijo: "Vete, tu fe te ha salvado. Y enseguida rcobró la vista, y seguía a Jesús en el camino" (Marcos 10:52).
Para Bartimeo, este paso de Jesús cerca de él era la oportunidad que tenía que aprovechar. Dice la Biblia que tiró su capa. No le importó dejar su bien más preciado como era su capa, que utilizaba como cama, abrigo y muchas cosas más para ir a su encuentro. Si hubiera esperado algunos minutos más, o si se hubiera dejado desalentar por la multitud que quería impedirle llamar a Jesús, habría perdido definitivamente la ocasión. Jesús nunca más habría pasado cerca de él, porque iba de camino a la cruz.
Algunas oportunidades se presentan una sola vez en la vida. Hay que aprovecharlas, porque una ocasión perdida siempre es una fuente que se nos va de bendición. Hay que estar atento al llamado de gracia de Dios. Él es paciente, pero imaginarse que habrá otras oportunidades es una trampa fatal. El tiempo pertenece a Dios; para nosotros pasa y no vuelve. La Palabra de Dios nos urge a encontrar al Señor sin demora, porque estamos perdidos. Encontrar a Jesús es, primero, creer su mensaje para tener vida eterna y luego escucharle cada día para vivir con fidelidad.
Yo antes era un ciego aferrado a mi capa hasta que tuve un encuentro con Jesús y mi vida cambió como la de Bartimeo. Puedo disfrutar de la vida con una seguridad y una paz impresionante ¡¡Dios te espera, no pierdas la oportunidad!!
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